En enero del 91 arrancamos tocando con Sandunga, que era la primera separación de Trulala. Tocábamos en Tucumán, viajaba todos los fines de semana, yo hacia la parte moderna y el otro chico hacia la parte tropical. Tuvimos mucha mala suerte, sufrí mucho en esa época porque no me animaba a cantar delante de la gente. Cada vez que teníamos un baile me quedaba parado y no hacia nada. Fue terrible para mi, así que solo estuve un año tocando con ellos. A partir de ahí entré a una agencia de turismo como cadete y el chico que había sido mi compañero en Sandunga formó una banda, él era de Deán Funes y me llamo para tocar con él, pero solo estuve dos meses.
Paso cerca de un año, yo seguía yendo a los bailes en Atenas, Deportivo y la Belgrano, salía siempre con mi primo. Volví a trabajar en la agencia de turismo, y un día Ricardo Reinaldi, que es sonidista y arregla ahora toda la parte técnica de la mayoría de las bandas armó "La Banda Corazón". El me enseñó un montón de cosas, en la banda hacíamos de todo un poco, sobre todo covers de los grandes de esa época. Es ahí cuando empiezo a cantar los temas de Valeria Lynch, que a mi me identificaban y grabo un demo del tema “Solo por maldad” en versión moderno. Estuve cerca de 2 años y grabamos un disco. Pero costaba mucho llegar a Córdoba, era muy difícil en esa época hacerte conocer viniendo de bandas chicas.
CRISTIAN CANTANDO "ENTRE LA NOCHE Y EL DÍA" EN "BANDA CORAZÓN"
En el año 96, un año antes de entrar a Trula, me fui a probar a Chebere, cuando se iba el Toro Quevedo. Yo seguía con mis ilusiones de cantar, soñaba con entrar en alguna banda, sobre todo en Trula, pero se había dado esta posibilidad y no podía desaprovecharla. En Chebere hicieron pruebas durante tres meses y al final del casting quedamos cinco cantantes. Cuando llega la última prueba me enfermé, entonces fui a decirles que no iba a poder cantar y esa fue la primera enseñanza, la de saber que pase lo que pase tenia que cantar. Hice la prueba pero al estar enfermo tenia la voz ronca asi que no quedé seleccionado y fue una depresión muy grande para mi, no quería saber mas nada, sentí que ya había terminado mi lucha, ya tenia 23 años y dije basta.
Comencé a trabajar de nuevo, por tercera vez me toman en la agencia de turismo y sigo yendo a los bailes. Tenia la costumbre de ir temprano, porque me encantaba ver como armaban los plomos, como se iba generando el ambiente, siempre fui de estar muy atento a esas cosas, también observaba mucho a los cantantes de esa época, cómo se movían arriba del escenario, lo que hacían, me fascinaba ver eso.
Empecé a seguir a la Pepa y a Jean Carlos, también iba a los bailes de La Mona, pero mi locura siempre fueron los hijos de Trulala. A Gary nunca pude disfrutarlo, porque tocaba lejos y nunca me anime a ir, además no he sido ese fanático de seguirlo donde estuviera. La única vez que lo vi fue cuando Trula hizo el segundo reencuentro con él, pero yo en ese momento ya era cantante y no pude disfrutarlo como un bailarín.
COMIENZOS EN TRULA
El contacto para ingresar a Trulala se dio gracias a mi prima, que era amiga de la hija de Victor Scavuzzo, quien en ese momento era el director musical de Trula. Ella le llevó un cassette y una foto mía. Y un día cuando trabajaba en la agencia de turismo recibí el llamado de Manolo, que quería conocerme, así que dejé todo y me fui a la oficina de Trula. Estuve hablando con él, me hizo una prueba y me dijo que en dos semanas arrancábamos, esto fue en Enero del 97. Debuté un jueves 31 en Colonia Almada y al día siguiente tocábamos en San Francisco, donde despedían a Sandro y al Turco Jatuff. Apenas ingresé quería cantar modernos, como el estilo de Fernando, pero Manolito me dijo que yo era tropical, así fue que él me inculcó este estilo que me caracteriza desde aquellos años.
Los comienzos en Trulala fueron muy difíciles para mi, me costó muchísimo acostumbrarme a ese nuevo estilo de vida, mi familia tuvo que apoyarme mucho. El hecho de cambiar el ritmo de vida fue complicado, y me costaba cortar el ritmo del baile, llegaba a mi casa después de tocar y no podía relajarme, quedaba acelerado. Sufrí de insomnio mucho tiempo, me costo cerca de un año y medio poder aclimatarme a esa nueva vida, porque gracias a Dios desde un comienzo fue algo increíble, el apoyo de la gente era algo que yo no podía creer. Cada vez que salía de mi casa tenia un montón de gente esperándome
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